Puse manos a la obra en mi propia persona fui haciendo pequeños cambios en mi hogar. Comprendí que no sirve de nada darle a tu cuerpo físico todo lo que se supone que necesita para ser totalmente sano, si a tus emociones les das la espalda.
Ya han pasado algunos años y el proceso de sentirme cada mejor ha sido muy intenso y gratificante. Por supuesto que como en todo hay recaídas pero siempre sé que hacer, ya no entro en pánico como lo hacía antes, tengo mucha paciencia y amor para mi cuerpo físico, mental y espiritual.
Hoy disfruto de los miles de beneficios de llevar este estilo de vida. Impactando a las personas de mi alrededor, quienes también incluyeron los hábitos que mejoraron su calidad de vida.
Sígueme en: